Un país cuya crisis política y social invisibiliza la violencia de género
27 marzo, 2019
Venezuela es otro de los países de América Latina en los que la agenda de las mujeres no tiene la misma fuerza que en el resto del continente. Por ello, decidimos hacer un acercamiento sobre lo que ocurre en este país.
Por Francis Peña (Venezuela) y Lizbeth Hernández (México)
- Con información de Pierina Sora y María Laura Chang (Venezuela)
Mientras las marchas a favor de la reivindicación de los derechos de las mujeres y el movimiento feminista tienen un eco e impacto importante en países de América Latina como Argentina, México o Chile, en Venezuela la situación es distinta.
En este país, en el que hay una criminalidad desbordada, una sociedad dividida, una hiperinflación que es la mayor registrada en la historia, centros de salud colapsados, retorno de enfermedades que se creían erradicadas, ataques a la libertad de expresión, apagones y manifestaciones, por mencionar algunos hechos que acaparan la atención pública, queda muy poco espacio para voltear la mirada a la agenda de las mujeres.
Que se hable poco no quiere decir que el problema de la violencia de género sea menor en el país. Por ejemplo, cuando se trata de denuncias de violencia contra las mujeres, 99% de los casos no llegan a juicio. Esta información se desprende de un informe presentado en 2017 por la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa) que tomó datos presentados por el Ministerio Público durante 7 años (2010-2017).
Pero, si miramos estos temas en el ámbito universitario la situación es prácticamente de olvido. Por ello en Distintas Latitudes nos preguntamos, ¿cuentan las universidades con protocolo para prevenir y/o sancionar el acoso y la violencia sexual?
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Carolina es una estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), una institución privada de la Compañía de Jesús y cuya creación fue decretada por el Episcopado Venezolano en el año 1951 y realizada en Caracas el año 1953. Carolina narró a Distintas Latitudes que fue víctima de acoso sexual en esta universidad.
Según la estudiante, no denunció el caso a ninguna autoridad porque no estaba segura a dónde debía acudir. “Ir con los dirigentes estudiantiles siempre me funcionó mejor cuando tuve algún problema administrativo o de otra índole”, pero con esta situación en específico, prefirió callar, dijo.
“También otras personas, sobretodo compañeras de clase, me lo ponían como ‘bueno estas cosas pasan’, entonces entre sentir que quizá yo pude haber tenido algún tipo de responsabilidad de permitir que eso pasara sumado a que otras personas me dijeran que habían muchos casos como estos… no sé, una universidad católica, en ningún momento lo consideré”, contó.
Distintas Latitudes solicitó información a la UCAB sobre la existencia de un protocolo contra el acoso y la violencia sexual como parte de la investigación regional #PasóEnLaU. En respuesta, Starlys Manrique, Directora General del Archivo General de la institución académica indicó, a través de una nota de voz, “no se ha presentado ningún caso al respecto, entonces no existe un protocolo contra eso”. Manrique explicó en otra nota de voz que es la oficina de Consultoría Jurídica quien, en caso de denuncia de violencia contra la mujer, abre el procedimiento, toma las medidas de prevención al estudiante, pero “como es un caso muy personal”, la universidad no se involucra y lo que hace la casa de estudio es referir a la estudiante a alguna ONG que esté en contra de la violencia hacia la mujer. Le solicitan a la estudiante que coloque la denuncia en Fiscalía, ya que la universidad lo que hace es solo abrir un expediente para tener el registro, orientar a la estudiante en lo que va a necesitar y la ONG es la que se encarga de hacer el trámite con la persona.
Escucha la historia de Carolina
Producción: Vanessa Valencia (Perú). Locutor: Jorge Hurtado (Nicaragua). Reportera: Francis Peña (Venezuela).
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El caso de Carolina no es exclusivo de la UCAB. El olvido ante los temas de acoso y violencia sexual en las universidades de Venezuela está presente en prácticamente todas las instituciones analizadas para este reportaje.
Para #PasóEnLaU, Distintas Latitudes seleccionó seis instituciones académicas de nivel superior, cuatro públicas y 2 privadas (ver metodología): Universidad Central de Venezuela, Universidad Simón Bolívar, Universidad de los Andes, la Universidad del Zulia, la Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Metropolitana, para analizar si contaban con protocolos públicos y de fácil acceso para hacer frente a la violencia sexual. Estas seis universidades concentran una matrícula de casi 200 mil estudiantes.
La Universidad Central de Venezuela (UCV), una de las más importantes del país, no cuenta con protocolo de acción y en su página web tampoco existe una sección informativa al respecto. Las autoridades de la institución pública no respondieron a ninguna de las solicitudes de información realizadas. Lo mismo ocurrió con la Universidad de Los Andes y la Universidad del Zulia, también públicas.
Con la Universidad Simón Bolívar (USB), también pública, la solicitud de Distintas Latitudes se hizo vía redes sociales. A través de mensaje directo a la reportera Pierina Sora, la universidad respondió que no cuentan con un protocolo y que lo que hacen actualmente depende del “sector del que se trate, si es académico y estudiantes se hace por la Asesoría Jurídica; pero si es Administrativo y Obrero es por la Dirección de Gestión de Capital Humano (DGCH)”.
En ese caso y de acuerdo a la normativa, si “el patrono conoce de algún trabajador expuesto a situaciones de acoso debe ejecutar los correctivos inmediatos. Para ello, en el caso de la DGCH hemos actuado trasladando al trabajador expuesto a otra área y al agresor se le inicia un procedimiento disciplinario”.
Mientras que la Universidad Metropolitana (Unimet), recinto privado que inició sus actividades académicas en 1970, en respuesta a la solicitud de información enviada aseguró que se “guían por el protocolo de la Defensoría del Pueblo-Unicef, pero que sus esfuerzos se orientan a la prevención de situaciones de violencia”.

¿Por qué los temas de la mujer son invisibilizados en Venezuela?
Como mencionamos en el inicio de este texto, en Venezuela la agenda de las mujeres no tiene el mismo foco que en otros países de América Latina. ¿Por qué? Para tener más detalles de la situación, consultamos a un par de especialistas.
Luisa Kislinger, internacionalista y feminista, nos da un contexto para situar el tema, ella explica que “en Venezuela se avanzó mucho respecto al tema de los derechos, las mujeres avanzaron en sus derechos económicos, civiles y políticos, en el tema del voto, hubo avances importantes y un movimiento de mujeres igual de importante durante los años 60,70 y 80. Ese movimiento continuó y tuvo participación importante en conferencias internacionales, pero creo que la llegada del chavismo al poder marcó una diferencia entre un movimiento feminista a favor del movimiento pro Hugo Chávez y otro movimiento que no necesariamente se ubicaba a favor de la oposición pero que no era parte del movimiento del chavismo, ahí se creó una brecha importante”.
Kislinger recuerda que hubo feministas importantes que se incorporaron al movimiento chavista, tal es el caso de Nora Castañeda y María León y que “a medida que el chavismo empezó a ser cada vez más rechazado por diversos sectores de la población, también el feminismo se empezó a identificar con el chavismo”.
Además de la brecha a partir del chavismo, Kislinger, también consultora y articulista, señala que “Venezuela en el fondo es una sociedad profundamente conservadora y al ser profundamente conservadora”.
Otro aspecto es la crisis que vive el país, al respecto Kislinger dice: “yo hago vida en Twitter y cuando hago algún tipo de planteamiento sobre un tema que tenga que ver con las mujeres o la situación de ellas, lo primero que me dicen es que no es momento para eso, que primero hay que atender la urgencia, salir de Maduro pero eso es no entender el problema. Esto no es un tema que pueda esperar. Las mujeres están siendo afectadas por la crisis humanitaria y la emergencia que tenemos, de manera que sí. Dicen que es un tema de primer mundo y por eso no debería tratarse todavía hasta que haya un cambio político, cosa con la que por supuesto no estamos de acuerdo”.
Por su parte, Susana Reina, articulista en Efecto Cocuyo, señala que “el tema de las desigualdades de género ha tenido cada vez más presencia en la agenda de Venezuela. Quizá si lo comparas con otros países como España, México o Argentina, no es tan notorio porque casi siempre el tema de mujeres queda postergado y desdibujado ante otras emergencias […] Mi experiencia ha sido que cada vez que intentas plantear este tema e intentas posicionarlo en las agencias: empresas privadas, públicas, ámbitos políticos, académicos, la respuesta ha sido: hay otras prioridades, [suelen decir] ¿la gente está muriendo, pasando hambre, y tú vas a hablar de feminismo?”.
Reina, quien ha escrito al respecto, apunta han “entendido que solo a través de alianzas podemos incidir en la agenda pública y posicionar el tema donde corresponde. Está la red naranja, la red feminista del Zulia, alianza venezolana empresarial por el liderazgo de las mujeres, en cada una hemos confluido muchas organizaciones”.
Sin embargo, precisa, Reina, “aun cuando contamos con una arquitectura de género institucional, gubernamental, que debiera estar dando respuesta, no contamos de verdad con ella. Por ejemplo, el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género y el Instituto Metropolitano para la Mujer que se han creado en las concejalías y espacios parlamentarios, asambleas legislativas, eso es letra muerta. Realmente no existe ni trabajan por los derechos de la mujer”.
Cabe decir que en Venezuela existen grupos y organizaciones que sí se han encargado de denunciar empujar la agenda de las mujeres. Uno de los referentes de estas acciones es La Araña Feminista, que aglutina a colectivos socialistas autónomos en el país.
La lucha por la visibilización, está lejos de concluir.